No creo que la gente que inventó la WWW pudiera pensar en el alcance que iba a a alcanzar en pocos años después de su creación. Lo que empezó como una herramienta de uso militar, y que luego se extendió al entorno empresarial, pronto se volvió un producto de uso común entre la población. Y por supuesto, hace diez años tampoco nadie se imaginaría lo que Internet significa en estos momentos para nosotros: el mundo al alcance de un solo click.
Si no estás en la web, no eres nadie: este es un principio indiscutible a fecha de hoy. Así que hay que considerar la web como el mayor directorio del mundo, donde hay información sobre todo y sobre todos, y contenidos de cualquier clase que se te ocurra. Los gobiernos, las empresas, los artistas, los usuarios a pie de calle… cualquiera que tenga interés en ser conocido, tiene su lugar en la red; e incluso si no tienes ese interés, es casi inevitable que aparezcas en ella en algún momento, por las fugas o robos de información que se producen y que son inevitables por mucha seguridad (búsquese los peligros de Internet).
Y si hay un sector que desde luego ha hecho su agosto desde que el uso de la red se hizo global ha sido el de los contenidos para adultos. El negocio del sexo en Internet encontró su filón de oro, desde las webs de videos porno y fotos eróticas, hasta las páginas de citas y las más nuevas de chicas webcam. El contenido es ilimitado, el acceso fácil y rápido, y el control casi inexistente, más allá de algunas leyes que han intentado poner algún tipo de barrera para ciertos colectivos como los más jóvenes. Así que, como negocio, el porno online es en la actualidad el más próspero de internet, por los datos que maneja a día de hoy.
Las páginas de videos de sexo gratis son las más visitadas en la red, según los informes que año tras año se realizan sobre la actividad de la web. Quizá te sorprenda un poco, porque seguramente si preguntas por ahí, poca gente te habrá confesado que es consumidor de porno asiduo; de hecho, más bien te encontrarás con gente que asegura no haber visitado una web porno en su vida. Pero puesto que los datos están ahí, y las productoras de contenido pornográfico siguen en pie y facturando, no hay duda de que la gente consume porno online, en cualquiera de sus formatos.
¿Alguna vez se acabará el monopolio de la pornografía en la red? Pedir eso es como predicar en el desierto, creo yo. Vamos camino de cambiar el mundo real por el virtual; o, al menos, a combinarlos de tal manera que se pueda confundir uno con el otro. Muy lejos quedan ya aquellas revistas xxx, o los videoclubs donde se alquilaban películas porno, o incluso aquellas líneas eróticas que tanto se usaban en la década de los 80-90. Gracias a la red ahora todo es intuitivo, instantáneo y táctil; la realidad virtual ya lleva años acercándose a nuestra vida diaria, y el uso de las tecnologías móviles ya se nos hace totalmente imprescindible. Como ocio online, el porno supera con creces a cualquier otro tipo de entretemiento, al menos con las cifras en la mano; y como negocio, un tanto de lo mismo, así que es difícil que se aleje de este escenario, más bien buscará maneras de hacer su presencia en él más eficaz y flexible.
Y es que Internet nos lo ha puesto todo al alcance de la mano, simplemente con un click de ratón o incluso una pasada de dedo. Si tenemos que andar preguntándonos si algo de lo que encontramos es adecuado o no, quizá es que no estábamos tan preparados para ello como creemos.